1. INTRODUCCIÓN
En el contexto latinoamericano, la vigilancia dirigida a personas defensoras de derechos humanos, operadoras de justicia y periodistas, ha sido una práctica histórica y sistémica. El informe “Vigilancia en Centroamérica: Internet, privacidad y derechos humanos” de la Fundación Acceso1, define la vigilancia en internet como el monitoreo, la recopilación y el análisis de datos en línea, realizados tanto por actores estatales como privados. Este paradigma de vigilancia abarca el seguimiento de actividades en redes sociales, el rastreo de comunicaciones electrónicas y el acceso a información personal, frecuentemente, sin el consentimiento explícito o, incluso, sin el conocimiento de las personas afectadas.
En la actualidad, las operaciones de espionaje han sido reconfiguradas y orientadas hacia la identificación y neutralización de actores sociales etiquetados como “enemigos internos”, perpetuando así una lógica contrainsurgente de persecución que, en la segunda mitad del siglo XX, se dirigía contra sectores considerados como amenaza para el statu quo. Durante ese período, regímenes autoritarios en América Latina catalogaban como opositores a una amplia gama de actores: desde organizaciones insurgentes nacidas al calor de las dictaduras hasta movimientos sociales, religiosos, prodemocráticos o antimilitaristas, incluyendo a personas defensoras de derechos humanos.
Fundación Acceso. (2020). Vigilancia en Centroamérica. https://www.acceso.or.cr/wp-content/uploads/2021/08/2020-VigilanciaCA-28S.pdf↩︎